Bienvenido a nuestro Blog

Lee todos los artículos y novedades de Guía para la Paz Interior

CÓMO SANAR DESDE UN CURSO DE MILAGROS 

Esta es una parte de mi historia, cuando descubrí que tenía un propósito al venir a este mundo, pero que un día lo olvidé. 

Desde muy pequeña ya tenía “recuerdos del cielo”. Un espacio al que podía entrar y salir sin protocolos ni dificultades, en cualquier horario del día y en cualquier lugar. Podía ser de noche o a la siesta, debajo de un árbol o tomando la leche. Un sitio de mil colores a veces llamativos, otras más suaves. De ahí venía, supongo, cuando encarné. Una vez instalada en el vientre de mi madre, la vida transcurría alternando en los dos mundos de un modo fácil y sencillo, esos son los pocos recuerdos que me quedan de aquella edad temprana.  

El paraíso que todos queremos tener en nuestras relaciones, en la vida cotidiana, en los lugares laborales, en la casa con la pareja y los hijos, ese paraíso en el que siempre tenemos algún destello de haber estado. A ese paraíso quise llegar una vez que fui adulta y no pude.  

Lo intenté de varias maneras, yendo a las iglesias, rezando, cantado mantras, bailando tres horas seguidas, haciendo prácticas de Zazén, yendo a los centros de meditación donde practicaba la Vipássana: 10 días sin hablar, sentada 12 horas por día y ¡No se me abrían las puertas del paraíso perdido! 

También lo intenté quedándome sola en la montaña muchos días en un rancho de piedra meditando y tomando sol, comiendo liviano, y en ese bello lugar tampoco encontraba el perdido paraíso. Luego probé hacer ayunos de hasta cuatro días sin alimentos, sin resultados. Había perdido las llaves de acceso al Paraíso, porque había descartado ser la inocente hija de Dios.  

Muchos tropiezos me llevaron a vivir en aquel infierno donde a veces, las personas nos adentramos cuando creemos que nos hemos caído del cielo; a causa de nuestros supuestos “pecados”.                

Y yo sí, me creía pecadora, ya que, como el resto de la humanidad, había herido, traicionado, abandonado, castigado y también juzgado a mis hermanos.  Me acostumbré a vivir en el infierno como la rana al agua tibia; cuando ya el agua está hirviendo no te das cuenta, y habitar en el infierno se transforma en un estilo de vida. 

Leyendo Un Curso de Milagros en una de sus citas aprendí que: 

“Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes han introducido en la Ley la idea de “las llamas del infierno”. Te aseguro que daré testimonio a través de quien me lo permita y en la medida en que me lo permita. Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias y, de esta manera, las refuerza.” Un Curso de Milagros 

Iba proyectando todas mis desgracias echándole la culpa a: mi mamá, a mis excompañeros y el actual también era “culpable”. Hacía eco de mi vida escasa, desprolija y desagradable en mis dos hijos. Así iba piloteando la vida, los negocios y las relaciones.  

“La relación especial es una venganza contra el pasado. Al tratar de eliminar todo sufrimiento pasado, pasa por alto el presente, pues está obsesionada con el pasado y comprometida totalmente con él.  Ninguna relación especial se experimenta en el presente.  Sombras del pasado la envuelven y la convierten en lo que es.” Un Curso de Milagros 

¡Claro que sí! ¡Como ya te lo estarás imaginando, fracasé en todos esos campos! Vivía en una escasez tan grande que el dinero, a mediados de mes ya me lo había gastado todo. Los compañeros terminaban en los vicios o me trataban con violencia. Y a mis hijos los veía como unos fracasados infelices. Entonces ya te imaginarás como me sentía. Una infeliz con escasos momentos de alegría que enseguida los embarraba por falta de merecimiento. Iba rodando de terapia en terapia para poder vivir esquivándole a las ganas de suicidarme, que nunca intenté por tener demasiado miedo. 

Hasta que un día como por arte de magia, me caí de una escalera, se rompió mi tobillo, terminé en un hospital, muy bien atendida 43 días inmovilizada. Desde una aplicación del teléfono me llegó una orientación, un Manual de Ejercicios con la cara de Jesús, que, por estar tan aburrida, los hacía como indicaban las instrucciones, al pie de la letra, estaba postrada ¡No podía hacer otra cosa! y ya no tenía tampoco nada que perder, solo debía intentarlo, de paso me entretenía. Miraba a la compañera de cuarto y decía: nada de lo que veo significa nada.                                                                                                                                                            

Así fue como me llegó el camino a un nuevo estilo de vida, llegó con muchas dificultades, no entendía nada de lo que repetía en mis ejercicios. A veces reaccionaba, pero sólo tenía la cama, el celular y la aplicación que me invitaba a continuar.  

Después llegó un grupo de ayuda de WhatsApp. Y ahí arranqué con apoyo logístico. Con muchas resistencias y resentimientos que afloraban a cada página que leía. Continué trabajando en mí, a solas y con el grupo de WhatsApp. 

Gracias a personas que vivieron en el infierno. Lograron salir, cuando encontraron Un Curso de Milagros y después escribieron libros contando en sus historias el antes y el después, fue que entré de lleno a dejarme guiar, me aferraba a este libro como la única tabla de salvación para seguir en el camino que capaz algún día me llevaría al paraíso.  

Después de los libros escritos con mucha maestría me llegaron personas reales, no de libro ni WhatsApp, y me dijeron la frase clave:  

– ¿Te sientes mal, no sabes por dónde empezar? Aquí estamos para acompañarte, sólo debes confiar y dejarte guiar.  

Y me dejé llevar, con resistencias como un niño que tironea de la mamá para no entrar a bañarse, pero así y todo me metí de lleno, en las aguas frescas que todo lo curan, de Un Curso de Milagros. 

En la tierra todos nos necesitamos. A cada uno siempre le llega alguien, que antes logró salir adelante. Ésa es la persona que te acompañará, te darás cuenta de que es ella, cuando tu intuición te diga que está todo bien, que te dejes llevar.  

Arranqué primero de la mano de una persona, a esa persona le siguió otra, y otra, y otra; luego conocí grupos de personas en reuniones de zoom y venían llegando alineadas para ayudarme cuando no sabía qué hacer. 

Por eso te digo:  Si estás leyendo y llegaste hasta acá, déjate llevar por “La Guía”. Todos los que componemos este equipo de rescate, no somos santurrones, hemos estado en el infierno y alguien nos tomó de la mano y nos rescató de las garras de la confusión.  

Con esa confianza que ahora intuyes, déjate acompañar y verás la diferencia en algún tiempo. Escucha testimonios de gente que ya está viviendo mucho mejor. Date el lujo de merecer ser acompañada en el camino que te devuelve a La Paz Interior. 

“El Cielo es el estado natural de todos los Hijos de Dios tal como Él los creó. Ésa es su realidad eternamente, la cual no ha cambiado porque nos hayamos olvidado de ella.” Un Curso de Milagros 

Alt_Noemí_Guía_UCDM

Noemí Natalia Milocco

Guía de Un Curso de Milagros San Marcos Sierra, Argentina.

¿Te gustaría formarte como Guía de Un Curso de Milagros?

Agenda una entrevista gratuita aquí

Artículos relacionados